Trastorno del Espectro Autista (TEA)
Resumen General
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición que afecta el desarrollo neurológico y altera la forma en que las personas perciben, interactúan y se comunican con su entorno. Esto genera desafíos en la interacción social, la comunicación y se acompaña de patrones de comportamiento repetitivos y restringidos. La palabra “espectro” indica que la manifestación de síntomas y su intensidad varían considerablemente entre los individuos.
El TEA incluye condiciones que anteriormente se consideraban separadas, como el autismo clásico, el síndrome de Asperger y el trastorno desintegrativo infantil. Aunque el término “síndrome de Asperger” sigue utilizándose ocasionalmente, se considera una forma más leve dentro del espectro.
Manifestación del TEA
Los primeros signos suelen aparecer en la infancia. Algunos niños presentan síntomas desde el primer año de vida, mientras que otros tienen un desarrollo inicial normal pero muestran regresión en habilidades sociales y comunicativas entre los 18 y 24 meses.
Aunque no existe una cura definitiva, intervenciones tempranas e intensivas pueden marcar una diferencia significativa en el desarrollo y calidad de vida de quienes lo padecen.
Principales Síntomas
1. Dificultades en Comunicación e Interacción Social
• Escaso contacto visual o expresiones faciales limitadas.
• Resistencia al contacto físico o preferencia por el aislamiento.
• Retraso en el desarrollo del habla o pérdida de habilidades lingüísticas adquiridas.
• Habla repetitiva o con un tono poco natural (monótono o robótico).
• Dificultades para comprender señales no verbales y emociones de los demás.
2. Patrones de Comportamiento Repetitivos
• Movimientos repetitivos (balanceo, aleteo de manos).
• Adherencia estricta a rutinas, mostrando resistencia al cambio.
• Sensibilidad aumentada a estímulos como luces o sonidos, o indiferencia a factores como el dolor.
• Fijación intensa en objetos o actividades específicas.
Factores de Riesgo
El TEA puede presentarse en personas de cualquier origen, pero algunos factores pueden aumentar la probabilidad:
• Género: Mayor incidencia en niños que en niñas.
• Antecedentes familiares: Riesgo aumentado si hay casos previos en la familia.
• Trastornos asociados: Condiciones genéticas como el síndrome de X frágil o la esclerosis tuberosa.
• Prematuridad extrema: Nacimiento antes de las 26 semanas.
• Edad parental avanzada: Aunque requiere más investigación, podría estar relacionado.
Cuándo Consultar al Médico
Es importante buscar asesoramiento médico si un niño:
• No responde con una sonrisa a los 6 meses.
• No balbucea ni realiza gestos simples antes de los 12 meses.
• Pierde habilidades sociales o lingüísticas en cualquier momento.
El diagnóstico temprano puede facilitar estrategias de intervención que mejoren las habilidades sociales, comunicativas y adaptativas.
Causas del TEA
Aunque no se conoce una única causa, los estudios apuntan a factores genéticos y ambientales:
• Genética: Cambios en ciertos genes pueden influir en el desarrollo del cerebro y las conexiones neuronales.
• Factores ambientales: Investigaciones analizan el papel de infecciones, exposición a toxinas o complicaciones durante el embarazo.
Nota importante: No existe evidencia científica que relacione las vacunas con el desarrollo del TEA.
Prevención y Tratamiento
Aunque no es posible prevenir el TEA, una detección temprana y terapias adecuadas pueden mejorar significativamente la calidad de vida. Los tratamientos se centran en el desarrollo del lenguaje, las habilidades sociales y la gestión del comportamiento, permitiendo que muchas personas logren un nivel funcional elevado y una vida independiente.